Depresión, ansiedad y tiroiditis autoinmune

Hay 21 estudios independientes basados en un total de 36,174 participantes. 35,168 de los participantes sufrieron depresión y 34,094 por ansiedad.

Nueva esperanza para pacientes con depresión y ansiedad

Resumen
Existe un fuerte vínculo entre la depresión y los trastornos de ansiedad y la tiroiditis autoinmune (AIT), una enfermedad tiroidea crónica que afecta aproximadamente al 10 por ciento de la población. Científicos de Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (FAU) han demostrado que un tratamiento especial podría ayudar a muchos enfermos, especialmente a las mujeres.
Sus hallazgos han sido publicados en la principal revista internacional de psiquiatría ‘JAMA Psychiatry’ de la American Medical Association (doi: 10.1001 / jamapsychiatry.2018.0190).

La depresión y la ansiedad se encuentran entre los trastornos psiquiátricos más comunes en todo el mundo. En 2016, más de 260,000 pacientes ingresaron en el hospital para recibir tratamiento solo en Alemania, según las estadísticas de la Oficina Federal de Estadísticas.
Junto con el Prof. Dr. Johannes Kornhuber, Catedrático de Psiquiatría y Psicoterapia de la FAU, y científicos de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Bonn, la Dra. Teja Wolfgang Grömer, médica en Bamberg y profesora de la Cátedra de Psiquiatría y Psicoterapia, ahora se ha demostrado un fuerte vínculo entre la depresión y los trastornos de ansiedad y la tiroiditis autoinmune.

«Con los años, debo haber sido consultado por varios cientos de personas que sufren de depresión y ansiedad», informa el psiquiatra y ex investigador de Max-Planck. «A finales de 2015 noté una conexión marcada entre AIT y las otras dos afecciones, especialmente en pacientes que sufren de ambos.
Después de darme cuenta de que más de una de cada dos personasdiagnosticadas con ansiedad y depresión, y solo en estos casos, no en otras condiciones, también dieron positivo para anticuerpos, decidí investigar el problema con más detalle «.
Con la ayuda de los coautores y una estudiante de psicología de la Universidad de Bamberg, Eva-Maria Siegmann, el Dr. Grömer elaboró una visión general sistemática del estado actual de la investigación y calculó la fuerza de la conexión sobre la base de las estadísticas. Para su metaestudio, el Dr. Grömer combinó 21 estudios independientes basados en un total de 36,174 participantes. 35,168 de los participantes sufrieron depresión y 34,094 por ansiedad.


Introducción.

La tiroiditis autoinmune (AIT) es una enfermedad común con una prevalencia de aproximadamente 4% a 13% en los Estados Unidos. Afecta a más mujeres que hombres1 y su frecuencia aumenta con la edad, hasta 20% entre las mujeres mayores.
Las tasas de prevalencia difieren según los criterios diagnósticos aplicados, la década en que se realizó el estudio y la muestra examinada. Por ejemplo, 40% a 45% de las mujeres y 20% de los hombres en el Reino Unido y los Estados Unidos muestran cierto grado de tiroiditis focal (1 a 10 focos por cm2) cuando se examinan en la autopsia.

Además, los trastornos de depresión y ansiedad son enfermedades psiquiátricas generalizadas con tasas de prevalencia de 6,6% (depresión) y 18,1% (trastornos de ansiedad) en los Estados Unidos. Estas cifras muestran que examinar el AIT y la depresión o la ansiedad es de interés público.
Recientemente, se ha descubierto la conexión entre la autoinmunidad y los trastornos psiquiátricos para diversas enfermedades autoinmunes. La hipofunción del receptor de N-metil-d-aspartato causado por anticuerpos de inmunoglobulina, por ejemplo, se ha asociado al desarrollo de esquizofrenia y psicosis.
Otros resultados indican que los enfoques explicativos autoinmunes son posibles para los trastornos bipolares o la enfermedad de Alzheimer. Con la introducción de nuevas técnicas inmunológicas y la expansión de la investigación inmunoneuropsiquiátrica, se acumulan pruebas de que al menos un subconjunto de trastornos psiquiátricos tiene una base autoinmune.
Teniendo en cuenta estos conocimientos, nuestro análisis contribuirá a una mayor aclaración de las asociaciones psiquiátricas con la enfermedad tiroidea autoinmune.

Hay una variedad de consecuencias para los pacientes con AIT. En el lado somático, el hipotiroidismo conduce a alteraciones en la función cardiovascular, como presión arterial alta debido al aumento de la resistencia vascular sistémica y la aterosclerosis avanzada. Además, AIT contribuye a un mayor riesgo de infertilidad y aborto temprano, así como a un aumento de peso incluso después del tratamiento con tiroxina.

Diagnóstico inicial de tiroiditis autoinmune.

Las personas tienden a enfermar entre las edades de 30 y 50 años, y las mujeres se ven afectadas considerablemente más a menudo que los hombres
El Dr. Grömer enfatiza que «la mayoría de los pacientes sintieron una sensación de alivio después de recibir el diagnóstico, ya que con mucha frecuencia les habían dejado sin explicación para sus síntomas». La tiroiditis autoinmune conduce a una inflamación duradera de la glándula tiroides.

Las hormonas de la tiroides influyen en el metabolismo y el equilibrio de la energía celular, así como en los niveles de energía percibida y la psique. AIT conduce a síntomas mentales específicos, que incluyen malestar interno, tensión y agotamiento.
Las personas tienden a enfermar entre las edades de 30 y 50 años, y las mujeres se ven afectadas considerablemente más a menudo que los hombres. Como la enfermedad a menudo se vuelve aparente al mismo tiempo que la menopausia y tiende a no causar dolor, es fácil pasar por alto la inflamación de la glándula tiroides o diagnosticarla erróneamente como «síntomas de la menopausia» o depresión o ansiedad sola.

Ampliar el horizonte
El hecho es que los cálculos han demostrado que los pacientes con AIT tienen 3,5 veces más probabilidades de sufrir depresión, o 2,3 veces más probabilidades de sufrir ansiedad. Esto no parece mucho al principio, pero como los tres trastornos son muy comunes, significa que los pacientes con AIT representan más del 40 por ciento de todos los casos de depresión y el 30 por ciento de todos los casos de ansiedad. El Dr. Grömer da una descripción detallada de la enfermedad en su artículo.
El artículo ofrece una descripción basada en la investigación exhaustiva de la literatura relevante que muestra cómo si los médicos reconocen los vínculos entre los trastornos pueden recetar un tratamiento especial y usar antidepresivos que no afectan el peso de los pacientes y el elemento de selenio en una etapa temprana.
Asegurar que los pacientes estén bien informados es crucial. El Dr. Grömer recomienda, por lo tanto, evaluar a todos los pacientes diagnosticados con depresión y ansiedad por AIT, determinando qué anticuerpos tienen. Además, en futuras investigaciones psiquiátricas sobre la depresión o la ansiedad, las personas que sufren AIT deben ser reconocidas como un grupo separado con el fin de arrojar más luz sobre las conexiones.

Conclusiones y relevancia 
Este metanálisis establece la asociación entre la AIT y la depresión y los trastornos de ansiedad. Los pacientes con AIT muestran una mayor probabilidad de desarrollar síntomas de depresión y ansiedad o de recibir un diagnóstico de depresión y trastornos de ansiedad. Este hallazgo tiene implicaciones importantes para los pacientes y podría llevar a la elección del tratamiento temprano, y no solo del tratamiento psicoterapéutico, del trastorno orgánico.

¿Cómo trabajo con dichos pacientes a nivel psicológico?

Los objetivos a conseguir durante la terapia cognitivo conductual son:

  1. Aprender a evaluar las situaciones relevantes de forma realista.
  2. Aprender a atender a todos los datos existentes en esas situaciones.
  3. Aprender a formular explicaciones racionales alternativas para el resultado de las interacciones.
  4. Añade una parte conductual importante con los experimentos conductuales. Consisten en poner a prueba los supuestos irracionales desadaptativos llevando a cabo comportamientos diferentes de acuerdo con las alternativas racionales que se han generado de manera que proporcionen oportunidades de éxito para un repertorio mas amplio de cara a la interacción con otras personas y a la resolución de problemas.
    Se usarán técnicas cognitivas y conductuales. En las primeras fases del tratamiento se suelen emplear técnicas conductuales a fin de acercarse al nivel de funcionamiento que tenía el paciente antes de la depresión. Conseguido esto se van utilizando un mayor número de técnicas cognitivas que requieren un razonamiento abstracto y que van a servir como acceso a la organización cognitiva del paciente, para buscar distorsiones cognitivas base en los pensamientos negativos y automáticos.
    Entre las técnicas conductuales podemos reseñar: la programación de actividades y asignación de tareas graduales, la práctica cognitiva y el entrenamiento asertivo. En las técnicas cognitivas destacamos en entrenamiento en observación y registro de cogniciones, demostrar al paciente la relación entre cognición, afecto y conducta, etc
    La intervención irá completada de técnicas de reatribución y para modificar imágenes, así como de distintos procedimientos para aliviar los síntomas afectivos.
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